El reto de la educación y el hombre light

Hace muchos años tuve la oportunidad de leer un artículo que se llamaba “El hombre Light”, que se trataba de cómo la sociedad posmoderna toma a los sujetos que la integran y les quita su esencia, de cómo a la hora de integrar un sujeto ante el mundo solo, este deja de argumentar, vuelve toda sus conceptualizaciones completamente subjetivas, es decir, defiende lo que cree haciéndolo una cuestión individual, deja de pensar y le deja esa tarea a otros por que la sociedad a la cual es integrado es demasiado basta como para darse a la tarea de analizarla.

Cada estudiante, en el caso de el área de la filosofía, ya viene empapado de esta “Sociedad del conocimiento”, donde la podemos definir como la sociedad donde el conocimiento puede intercambiarse por dinero así como el tiempo por vienes y servicios, como es que se ha desvalorizado el conocimiento como algo elite y que solo puede ser especializado, que aquel que se dedique a ser técnico de computadoras no tiene por que saber nada más. Es encontrar el tope del conocimiento especializado. Ya no se puede pensar en una sociedad que se separe de lo que se conoce como “la aldea mundial”, que no tenga que universalizar su conocimiento y ponerlo a competir con un mundo enorme. Ahora eso es una ventaja para la filosofía por su característica visionaria, ya ahora el mercado exige que el que se integra a este tenga conocimientos básicos amplios (que increíble, hace 2300años la filosofía era el conocimiento base y ahora paso a ser conocimiento general).

Pero, ¿como aprovechar esta nueva posición en el aspecto educativo?, dándole finalidades al conociendo, concientizando, creando análisis crítico sobre lo aprendido o por lo aprender. No haciendo como dice el autor de “El manual de Anti filosofía”, que la clase no es historia de cientos de autores impronunciables, sino calar profundamente en lo que decían, en por que interpretaban el mundo de esa manera y si esas ideas aún son fiables en nuestra realidad.

El educador debe ser el que busque que haya crítica, que no repita procedimientos, que obligue a los estudiantes o educandos a que vean más allá de lo que se pudiese considerar obvio, el poner al estudiante y como consecuencia a si mismo, a re valorar lo que se “sabe”, lo que podríamos llamar conocimiento, el educador no se va a parar al frente del aula, se va a sentar entre los alumnos como uno de ellos para poner en perspectiva lo que se sabe.

Ahora más que nunca el educador se puede enfrentar junto con los educandos a las nuevas tecnologías, las nuevas herramientas y tendencias sociales que el mundo vive, tanto como individuo, como una persona con desarrollo filosófico, se pueden utilizar estas útiles herramientas como un medio para acercarse al estudiante, hacer que de su opinión y no de manera azarosa, sino con una estructura lógica, un argumento bien diseñado. No es tampoco que haya que hacerse dependiente de este tipo de instrumentos, solo que hay que saber en que momento es útil una computadora y cuando no.


Marco "Profesor por vocación" Barrios Piedra

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