Festival hoku//FAN 2008: una semblanza (por R. Spiral)



Bien, bien. Tras de un semestre en que mis modestas responsabilidades fueron trabajar, sacar tres cursos de la U y hacer mi TCU en sólo tres meses (lo cual implica cierto grado de fatiga y esfuerzo, no crean), hoy me siento frente al ordenador en condición de hombre libre.

Por lo tanto, retorno a Templo Kaori. Son muchos los aportes que tengo en el tintero, pero empezaré con algo que me dibuja una sonrisa en el rostro y me alegra el corazón, y ello es dar cuenta de cómo se vivió el Festival Hoku Fan 2008, actividad que dio pie a que varios de los miembros de nuestro grupo, así como de Anime Shinto y Cucho Games, tuvieran un día de feliz memoria.

Bueno, acá va:

A eso de las 11: 15 p.m. fui llegando a casa de Kiba, en donde pasaría las pocas horas faltantes antes de que nos recogiera la buseta que nos llevaría a San Carlos. Antes de eso, la intención que teníamos Sendoshi y yo de ir a la Alianza Francesa se frustró –sería mejor poner “fue aplastada despiadadamente por una combinación de pereza y sentido común”-ante la imposibilidad de Abraham y Pablo de asistir. Por lo tanto, nos quedamos hablando paja, viendo Canal Friki, recibiendo al cuñado de Andrés que recién llegó esa noche de Panamá, comiendo pollo como cosacos y hablando amenamente con Diana (hermana de Sendo) y Jorge (novio de ella) por largo rato.

Cuando llegué donde Kiba –quien con buena razón me había estado enviando mensajes de texto para que le pusiera pila en llegar allá- ya su madre y hermana dormían. Mesías llevaba rato allí. Una vez allí, nos alistamos para dormir, aunque la conversa y la vaciladera se impusieron; la perversa influencia de El Bananero y el Buen Chapín se hicieron presentes, para ser luego atenuadas por Les Luthiers, que todo lo purifican. Ellos dos, creo, finalmente durmieron como una hora. Yo no pude conciliar el sueño, y tuve que conformarme con cuarenta y cinco minutos de poco amable semiinconsciencia.

A las tres de la mañana las alarmas de los celulares comenzaron a sonar. Al baño y a comer un poco. En el ínterin llegaron Sendoshi y Kaji –este es de apellido Ramírez también-, y tras de no mucho tiempo – a eso de las 4:40 a.m. – llegó Cucho, y luego la buseta. A él lo notamos preocupado por el modo en que sonaba el motor de su carro, al punto de que le pidió a Kiba que subieran él y los implementos que llevaba para preparar café en la buseta. Así se hizo, y a los pocos minutos ya nos encaminábamos hacia San Carlos mientras Cucho iba por Demon.

En el vehículo iba ya toda la gente que bajó de San Rafael: Hideki, que había llegado a colaborar con Cucho Games desde la noche anterior; Jessek, Brown y James, con quienes este servidor expondría Rock Band ante los asistentes de la convención; Nicole, quien colaboraría con Kiba en el café meido; y con ellos David, Armando (Zahir), Max, Kevin, Esteban, el hermano menor de Brown, y otros dos chicos cuyo nombre lamentablemente no recuerdo ahora (espero que me disculpen cuando lean esto).

En el viaje se conversó y vaciló bastante, cada quien con su vecino casi. Topamos con bellísimos paisajes rurales, todos bajo el mismo plomo en el horizonte, y con un par de accidentes, incluyendo un camión cuyo vagón de carga se fue en una zanja a la orilla del camino.

Al borde de las siete de la mañana, tras de una pequeña perdida en el centro de Ciudad Quesada, llegamos al centro cultural en el cual se realizaría el festival. Unas seis o siete personas del Grupo Hokusai ya estaban ahí, y nos recibieron con enorme calidez y atención. Nos pusimos de inmediato a bajar de la buseta los televisores, las consolas, y todo lo necesario para montar, literalmente, todo Cucho Games en el Aula 1 de este centro de cultura. A la vez, se bajaron los implementos de Kiba para su café –el cual, muchas horas después, recibió la no oficial denominación de Shin-café, ante la negativa de Nicole de que su nombre le fuera dado al mininegocio-. Pero ese trajín estaba marcado por una sombra, y esta venía de que poco antes se había recibido una llamada que nos llenó de preocupación: el Cucho y Demon se habían quedado varados en medio de la nada; el temor de nuestro amigo respecto a una falla en el motor se había confirmado.

La consternación era general: tras de todo el enorme esfuerzo, físico, mental, monetario y de organización que él había hecho, de pronto cabía la posibilidad de que Cucho no estuviera con nosotros. Y en un plano más mundano, había que montarlo todo, organizar los torneos de juegos y las demás actividades que se tenían previstas.

Pero en medio de eso, el grupo comenzó a organizarse, y en corto tiempo casi todo estaba en su punto. Tanto así, que poco después de las ocho ya buena parte de la gente estaba buscando su desayuno, mientras que los autollamados The Elegant Fishes comenzamos a ensayar los temas que presentaríamos en la exhibición del juego Rock Band en tarima, a la 1:00 p.m. Nuestra “banda de videojuego”, les cuento como infidencia, fue nombrada en tributo a alguien que hace cosplay a menudo polémicos, cuya identidad las y los avisados lectores captarán con rapidez. Nuestra alineación era: Jessek en la guitarra, James en el bajo, Brown en la batería, y este servidor en la voz.

Ya de vuelta el primer grupo, nos fuimos a desayunar un delicioso gallo pinto en una sodita contigua al parque de Ciudad Quesada, a escasos trescientos metros del sitio de la convención. Fue un rato ameno –agradezco a Hideki por financiarme-, en el cual surgió la interesante idea de crear un centro de atención en salud mental “de frikis para frikis”, entre muchas otras cosas.

Ya de vuelta, seguimos ensayando. Todo estaba listo. Mientras, la lluvia que había comenzado a eso de las 8a.m. arreciaba, miembros de distintos grupos seguían llegando a instalar sus puestos, algunos asistentes ya estaban presentes y llegaba la desagradable noticia de que un derrumbe en Zarcero, potencialmente, impediría la llegada de varios grupos a la convención.

Pero algo demasiado bueno pasó poco antes de que empezara oficialmente el festival… ¡Llegó Cucho! Según nos contó, tras de tener que lidiar con agente de INS de muy escasas dotes intelectuales, logró que les recogieran en la nada donde habían quedado varados, y luego alquiló un carro para llegar justo a tiempo. Le recibimos con mucha algarabía, y todos tuvimos mucha más paz.

Desde que se abrieron las puertas de la actividad a las diez de la mañana hasta que nosotros mismos nos fuimos, la gente no dejó de llegar. No sólo fue buena la convocatoria, si no también lo fueron el orden, la organización, respeto al programa, todo junto con el buen trato para con los asistentes y los grupos brindado por la gente de Hokusai. Sencillamente, digo que hay que poner una flor en el ojal de los organizadores de este festival, quienes de verdad escogieron un espacio adecuado para la actividad. Mi única crítica, la verdad, es la no indicación adecuada de las rutas y salidas de emergencia, cosa que jamás sobra en una actividad con semejante convocatoria.

En el rato previo a la 1 p.m. tuve chance de ver el impresionante talento de Armando -quien hizo un gran dibujo de la Muerte con su Guadaña para mí- a través de sus portafolios, de hablar un poco más con Nicole y los otros muchachos con quienes ya había tratado en Cucho Games, y continuamos ensayando para la presentación. De hecho, padecimos particularmente con la canción “Foreplay/Longtime” de Boston, nuestro número de cierre y bastante difícil de jugar. Debido a su espectacular solo de batería al principio, a esta canción informalmente le llamábamos desde los ensayos en Cucho Games La Mata-Brown; pero, al ver que yo estaba fallando en la parte vocal, sobretodo al final (pido disculpas a todos los que tuvieron que soportarme clamando “¡Ese hijuepuuuta final!” decenas de veces), y que luego Jessek y James tuvieron sus problemas con ella, comenzamos a llamarle la Mata-Fishes. Lo cierto es que era una duda para todos justo antes de tener que irnos a montar los teles, la X-Box 360 y el resto de los implementos en la tarima.

Se acercaba la hora. Tras de un poco modesto pero disculpable discurso del Cucho presentando el juego y la actividad, tuvimos como unos diez minutos, y luego a la carga. Tras de presentar a la banda ante un público regular en los asientos frontales pero que incluía a varia de la gente en pasillos, dimos inicio a nuestro set: abrimos con Creep, de Radiohead; luego, In Bloom, de Nirvana, Vasoline de los Stone Temple Pilots y Enter Sandman, de Metallica, que fue por mucho la más aplaudida. Luego, llegó la hora de la Mata-Fishes, que comenzó muy bien: la introducción, el solo de batería y, de pronto… la desconexión del control del micrófono. A tratar de nuevo. Nueva desconexión. Alguna gente que había estado todo el rato comenzó a irse. Cucho corre por una batería, al ver que nos negamos a bajar; recomenzamos, y logramos de hecho nuestra mejor nota en el juego. Lo cierto es que fue una experiencia rica y divertida.

Tras de eso, a subir el equipo. Kiba sigue vendiendo cafés; Hideki sigue en cuerpo y alma convocando y ordenando para los torneos de Guitar Hero, Super Smash Brothers Brawl y los otros juegos. A los pocos minutos, vuelto a montar el equipo, llegó la gente a jugar Rock Band.

El hambre ya rondaba nuevamente. Sin embargo, también estaba anunciada una “corta” charla sobre cómic, para dar paso a una pasarela de Lolitas y luego el concurso de cosplay. Tras de recibir junto con Sendo al Oso y a Naye, quienes recién llegaban y querían comer de una vez, y mandarme a hacer un par de broches, decidí bajar a guardar campos para la pasarela cosplay, tras la cual, ya se había decidido, nos iríamos.

La breve charla de cómics ya pasaba de una hora. Al parecer, el joven expositor se había explayado hablando del Universo DC, y estaba estancado con Marvel. Llegué a chuparme la segunda parte de X-Men, proyecto recientes, y las casas independientes, lo cual me pareció por mucho lo más interesante. El dar por sentado tanto de lo que dijo el chico me convenció de que, al menos por ósmosis, algo se me ha pegado de andar con Mesías.

Poco antes de que concluyera la charla, llegaron Sendo, Mesías, Cucho, James y otros. Vimos sin pena ni gloria la pasarela de lolitas (alabanzas al diseño y confección de los trajes). Y luego, la pasarela cosplay.

De ella puedo decir: pocos pero buenos, lo cual se agradece. Lamento la perennidad de los cosplay de Naruto, de la cual no culpo a nadie pero me parece ya casi vomitiva. (De verdad agradezco que los cosplay no estuvieran tan de moda en el período en que comencé a ver anime -sí, mediados de los noventa, Saint Seiya, Eva y Dragon Ball Z-, porque de haber tenido que soportar tanto cosplay de mi serie preferida de entonces, hubiera terminado odiándola). Raro que no hubo ninguno de Bleach, pero de eso creánme que no me quejo. Pero de nuevo: los cosplay, todos, fueron hechos con calidad. El asunto del tema y la originalidad, estoy seguro, otros lo abordarán más apropiadamente.

Nuestro amigo Armando había mandado un dibujo a concurso, y la premiación vendría tras de la de los disfraces. Eso nos retuvo un rato más, junto con la rifa de algunos materiales dados por la Embajada Japonesa –que mandó algunos representantes-, entre cuyos ganadores estuvo el Oso, haciendo gala de su erudición santseiyana incomparable. Mientras, en el Aula buena parte del grupo ya empacaba todo para regresar a Heredia. Lamentablemente, el excelente dibujo de Zahir fue dejado apenas para la mención de honor; me limito decir que si bien el primer lugar era un muy buen dibujo en verdad, el segundo y tercer lugar eran bastante mediocres.

Subimos de inmediato. Cargamos la buseta, y de vuelta a casa. Por propuesta del Cucho, apoyada unánimemente, en la región Zarcero nos quedamos en un restaurante donde cenamos deliciosamente -no lo digo sólo por el hambre acumulada- y nos felicitamos por la buena jornada y los buenos frutos de nuestra amistad.

Ya de vuelta en la buseta, lo que quedaba la fatiga, el agotamiento… Y las ganas de vacilar. De los Simpson a Padre de Familia, y de allí a South Park, antes de darnos cuenta estábamos en una maratón de chistes que rindió por más de dos horas. Fue impresionante y divertidísimo, y alivianó cantidad el largo camino para los que por una razón u otra permanecimos despiertos.

En Heredia, varios bajamos. El resto de los chicos subió a San Rafael. A eso de las 9:40 p.m., Mesías, Kaji, Sendo, Armando y yo nos despedimos para tomar nuestras respectivas rutas. Haciendo fila para mi autobús en el Parque de los Ángeles, cerré los ojos, respiré hondo y sonreí para mi interior: daba gracias por todos los nuevos amigos, así como por el día más rico y alegre que haya tenido desde hace meses.

Comentarios

Demon dijo…
El esfuerzo dado en el evento Hoku//Fam sencillamente valio la pena. Sinceramente una de las actividades donde mas he disfrutado, y ademas me permitio estrechar mas la amistad con todos los que estabamos implicitos en el viaje. un trabajo a destacar es la participación de la banda que se lucio hasta mas no poder, impresionando a muchos.
Unknown dijo…
Que lastima que no pude asistir, pero me alegra mucho que la hayan pasado tan bien. Yo pase el fin de semana encerrado en casa, sin bañarme (porque no tuvimos agua durante dos dias) pintando unas ilustraciones en photoshop.

Un exito la rock band de Cucho, yo hice el intento, pero definitivamente necesito mas practica para ser un vocalista decente. Saludos.
Agradecimiento a todos. :( Me hicieron llorar con este post.

Es mejor morir en el intento, pues es honorable a ser un pusilanime y abandonar el barco antes de llegar a su destino
Franky -Cyborg- dijo…
Mae estoy basatante triste por no haber ido, antes el trabajo que el plazer, pero me alegro de que todo les saliera bien...y un gusto volver a leer un post de Ramirez, mae ya hacias falta en el blog...!!
Kiba dijo…
Yo la verdad llevaba tiempo sin disfrutar tantto en un evento. Viva por el grupo de enfermitos que nos fuimos en bus, nos esforzamos y la pasamos bien en San Carlos.
Kajimon dijo…
sin lugar a dudad el evento que mas he disfrutado, mas que todo porque atravez del viaje y en lo que estuvimos en san carlos conoci personas autenticas. muy agradecido estoy con los que asistieron para hacer este de un festival tan ameno.

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