Los escándalos sobre abuso sexual y violencia en contra de infantes en la Iglesia Católica: la realidad de una institución miope y decadente.


En un mundo donde siguen siendo tantos los que creen, por la razón que sea, como no creyente y enemigo de casi toda forma de religión organizada, respeto, tolero, prefiero aún hablar antes que invalidar. Pero hay hechos de peso que no pueden ser soslayados, ignorados, sobre todo cuando las víctimas son los seres más frágiles y desprotegidos en una sociedad.

Sí, hablo de los escándalos, de la largamente pospuesta exposición (porque revelación o novedad, no es) de los abusos cometidos de manera sistemática e impune por miembros de la Iglesia Católica en distintas partes del mundo en contra de niños y niñas. Mi opinión es la siguiente: esto es sólo un signo de que la Iglesia Católica Romana, centralizada y corrupta, nido de toda forma imaginable de hipocresía, da muestras de nuevo de cómo su liderazgo no sirve para una mierda de bueno. Y, pese a que dentro de la comunidad de quienes se denominan católicos a sí mismos –como en cualquier otro grupo o institución- hay gente buena, digna, solidaria, alguna incluso admirable, eso no exime la responsabilidad colectiva que estos hechos implican para sus “representantes” y lo necesario que se que por fin tengan las agallas de reconocer su decadencia y necesidad de salir del Medievo de una vez. No pueden seguir jugando a ser la única verdad en un mundo el cual su dios déspota y troglodita ha perdido desde hace largo tiempo. Tienen que abrirse, reconocerse como una propuesta nada más, no como una verdad a la que todo el mundo tiene que acomodarse para que una pandilla de panzones vividores sea feliz en sus palacios ya sea en Roma, Milán, Boston o San José de Costa Rica.
Adjunto este excelente artículo que venía en el diario El País de España. Al final, adjunto unos videos que realmente les recomiendo ver.

¿Hay quien dé más?
JAVIER MARÍAS 11/04/2010
En estos días, no pocos portavoces católicos se preguntan con desgarro por qué se hace hincapié en los casos de pederastia protagonizados por curas, cuando esa práctica aberrante se da en todas las profesiones. El beato Prada, en un artículo de Abc particularmente farisaico, venía a decir, incluso, que en una sociedad enferma como la nuestra es natural que se contagien –pobrecillos– hasta algunos de los más virtuosos, una verdadera minoría en el conjunto de la población pecadora, haciendo caso omiso de que los sacerdotes siempre son una minoría en ese conjunto –y cada vez más–, y que el porcentaje de sus depravados resulta escandalosamente alto respecto a la totalidad del clero, que es como debe medirse y no respecto a la suma de los ciudadanos. (Y lo que ha salido a la luz lo ha hecho, además, contra presiones y omertà forzosa.) Sus palabras, como tantas otras veces, parecían dictadas por la Conferencia Episcopal, y en concreto por el Cardenal Cañizares, quien ha tenido el cinismo de armar que las noticias relativas a los abusos sexuales de menores perpetrados por religiosos no sólo no le preocupan en demasía, sino que son meros “ataques” que pretenden que “no se hable de Dios, sino de otras cosas”, como si hablar de cualquier asunto impidiera hacerlo de Dios (tal vez aspire a eso, a que nadie hable de nada … más que él y los suyos de Dios). El Secretario de Estado Vaticano ha declarado por su parte que “Hay personas que intentan desgastarnos”. Es de suponer que esas “personas” están encabezadas por los niños que, en silencio y temor, sufrieron manoseos y violaciones a cargo de sus custodios, y que, ya adultos y con menos pánico, se atreven ahora a levantar sus quejas.
Pero quizá la reacción más taimada ha sido la del propioPapa, quien ha quitado importancia a esos abusos recurriendo a la cita evangélica “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, como si su Iglesia no llevase siglos tirando piedras contra todos los pecadores (según su criterio), aterrorizándolos con la amenaza del in& erno, persiguiendo a disidentes y herejes, quemándolos de vez en cuando, forzándolos a abjurar de sus convicciones, expulsando a los que se desviaban del dogma, imponiendo a creyentes y a no creyentes su fe y su concepción de la moral, obligando a todos a cumplir con sus preceptos, dictando leyes a su conveniencia. ¿Por qué se hace hincapié en los delitos sexuales cometidos por eclesiásticos? Porque éstos llevan la vida entera haciendo hincapié en los “pecados” de los demás, y han condenado y castigado con dureza sus faltas y debilidades. Porque son ellos quienes en buena medida han decidido qué era delito y qué no. Porque ellos han reclamado secularmente –y en España siguen, hasta donde pueden– la exclusividad en la formación, enseñanza y adoctrinamiento de los niños. Porque a lo largo de la historia han dicho o exigido a los padres: “Entregadnos a vuestros vástagos, somos lo mejor para ellos”. Hasta quienes tuvimos la suerte de no ir a colegios religiosos en la clerical España de Franco sabemos que los tocamientos por parte de profesores con sotana estaban a la orden del día, y que legiones de críos los padecían sin poder rechistar. La imagen del cura vergonzantemente sobón o salido formaba parte del paisaje nacional (y supongo que en algunos internados la actitud ya no era vergonzante, sino indisimulada y aun descarada).
Los religiosos no podían ser denunciados ante la justicia y obraban impunemente, y, como se ha comprobado ya en Irlanda, Estados Unidos, Austria, Alemania, Italia (el fenómeno se repite acusatoriamente), sus superiores, por lo general intolerantes con la población, eran en cambio tan tolerantes con sus subordinados viciosos que nunca los castigaban ni exponían ante la sociedad: los encubrían y se limitaban a trasladarlos de lugar, para que en el nuevo prosiguieran o reiniciaran, libres de sospecha, sus carreras delictivas. ¿Es culpa del celibato? Puede ser, en parte. Pero si uno piensa en la mentalidad de un pederasta, es fácil imaginar que éstos optaran por adscribirse a la Iglesia en masa, por las enormes ventajas que les ofrecía: acercanza de los niños y permanente contacto con ellos; su obediencia asegurada y autoridad moral sobre sus creencias; lenidad o connivencia de la jerarquía; impunidad garantizada, como la tuvo el fundador de los Legionarios de Cristo, Maciel, durante décadas; certeza de que jamás irían a dar con sus huesos en la cárcel, por mucho que se propasaran con las criaturas. Esta institución ha sido, sin duda alguna, el ideal del pederasta vocacional: gozaba de patente de corso a su amparo y le ponía bien a tiro a sus víctimas. Visto lo visto, con& ar un hijo a los curas ha venido a ser como poner el gallinero al cuidado de una guardia infiltrada de zorros. No quiero decir que todos los sacerdotes sean sospechosos, en modo alguno. Pero es indudable que la Iglesia ha sido tradicionalmente no ya un magní& co refugio para los pederastas, sino el ámbito en que éstos han podido desenvolverse a sus anchas y sin peligro, y en el que sus posibles presas les eran servidas en bandeja o en patena. Cuando un eclesiástico comete abusos sexuales contra menores, claro que se hace hincapié en ello: porque ese acto encierra varias bajezas añadidas: abuso de con& anza y de poder, manipulación de inocentes, aprovechamiento de posición dominante, doble rasero, hipocresía flagrante, profanación y prevaricación, corrupción y chantaje morales, amedrentamiento de la víctima cuando no su terror... En fin, ¿hay quién de más?
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ACÁ LOS VIDEOS (iba a insertarlos, pero miren qué curioso, alguien ha solicitado que no se puedan insertar en medios como este. Pueden comprobarlos Uds mismos)

Esteban "R" Spiral.

Comentarios

Franky -Cyborg- dijo…
Que tema mas crudo!! y triste, como saben tengo creencia en Dios, pero no me gusta la manipulacion hecha por hombre llamada "religion" o mas alla estar dentro de una "religion".

Porque Crudo, por que en buena teoria la religion sea cual sea deberia representar union y toleracia ..NO!! creo que eso es, la que Jesus promulgo, lo que expreso Buda, y loq llevo por miles de kilometros Mahoma!!....pero es increible lo que sucede.

No solo estos abusos de menores y la falta de respeto de las autoridades que los defienden relgiosas, por Dios...Labran su camino al infierno; no se, no ay palabras. Pero ay mas en este tema, las religiones que ponen Guerra y Dios en la frase para matar!! Diay y donde esta la paz.

No no...es indignante, pero no por ello dejare de creer, tristemente la religion como cualquier cosa humana se profana y pudre por los miembros que viven en ella.

Como ya habia expresado la tolerancia es la yave del perdon y el respeto...

Este post esta muy bueno señor Ramirez, lo felicito!! Es una critica muy buena. La religion como tal es utopica, como los gobiernos y mientras el humano sea como es y tenga donde esconderse no tendra escrupulos.

La religion antes de defenderse con palabra y poniendo a Dios y a la biblia antes deberia actuar con actos!!! hacia estos individuos!...

En fin excelente critica!!
Unknown dijo…
Tengo sentimientos encontrados sobre estas noticias, por un lado es triste y tragico que tantos niños hayan sufrido este brutal abuso durante siglos mientras sus abusadores gozaban de total impunidad.

Por otro lado me alegra de que por fin la gente abra los ojos y vea que todos esos curitas, obispos y demas religiosos son SIMPLES Y CORRUPTOS MORTALES, que no tienen el derecho de adjudicarse el titulo de guardianes de la moral publica.

Siempre he creido que la espiritualidad es un asunto PERSONAL, y no puede ser impuesto... por eso para mi todas las religiones son una aberracion, una simple estructura de poder que busca total control sobre sus miembros y seguidores.

Celebro la muerte de la Iglesia, pero me duele que sea por causa del martirio de los inocentes.
Spiral Route dijo…
Comparto completamente tu opinión, Jay. Si bien ya era hora de que se demostrara que esta Iglesia corrupta, que es un dios para sí misma, tiene los pies no sólo de barro, si no también de podredumbre. Pero me destroza igualmente que tanta gente inocente haya visto su vista desgarrada por el poder y la maldad de tanta gente, y la complicidad tácita de tantas sociedad que escondían su propia cobaría e hipocresía al idolatrar a su Iglesia "Católica, Apostólica, y Romana". En lo que a mí respecta, mi acto de solidaridad para con las víctimas seguirá siendo este:denunciaré y denunciaré...

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