La Gringa Monstrua y la Mexicana

Navengando un rato, encontre este articulo de Fred y me parecio que es una buena idea compartirlo con ustedes amigos lectores del templo.


Nunca Otra Vez


La mexicana, te digo, es una joya nacional. Sí, una joya. Quizás los hombres mexicanos no sepan lo que tienen. Cásate con una gringa y llámame en un año. Vas a ver. La llamada puede costarte mucho porque irás a Tierra del Fuego para escapártele.

Conozco tal vez a una docena de gringos con esposas de este país, y todos dicen, “Gracias a Dios por la mexicana.” Yo soy uno de ellos. Gracias a Dios.

¿Por qué tenemos este entusiasmo por las mexicanas? Por experiencia triste, muy triste. Por habernos casado con gringas anteriormente. ¡Que horror! Nunca otra vez, decimos fervientemente, nunca…otra…vez.

La verdad es que la mexicana (y la filipina, y la tailandesa) es naturalmente una dama, y la gringa, una tarántula con menos piernas. En realidad, prefiero la tarántula real porque no habla. A la gringa le faltan modales, y no come nada excepto Prozac. Te lo juro: únicamente Prozac. Es un hecho científico.

Al contrario, la mexicana es civilizada, cortes, femenina, y parece que le gusta ser mujer. ¿La gringa? Tan femenina como, digamos, Diego Maradona. Tiene la agresividad de una ocelote en menopausia, y—en serio--quiere ser hombre. No sé por qué una mujer bien de la cabeza querría ser hombre, dado que nosotros los hombres normalmente somos cabrones, pero sí, es lo que quiere. Ella cree que ser hombre quiere decir gritar obscenidades y echar carcajadas a voz alta como marinero borracho. La mexicana, no.

Un día, poco después de haber llegado a Ajijic, andando por el pueblo en inocencia perfecta, creí oír una bandada de cuervos mutantes. Me pareció posible. En aquel entonces, no sabía nada de los animales característicos de México, excepto el burro. Escuché los pájaros. Sonaban enormes. Pensé llamarle a un amigo mío, biólogo en Estados Unidos, para que pudiera tener el crédito por el descubrimiento de una nueva especie.

Pero no. Se trataba de una cantina de gringas, de cincuenta años cuando menos, trayendo minichorts, con cabello pintado, y demasiado maquillaje. Me sentí decepcionado. Habría preferido los cuervos mutantes.

¿Por qué las gringas se comportan de esta manera? Hay que tomar en cuenta que ella tiene una vida privilegiada en un coto rico, y no tiene que hacer nada aparte de consumir el Prozac. Tiene jardinero y mujeres para cuidar la casa y se siente la reina de Egipto. Consentida, mandona, exigente, con dinero excesivo, odia a los hombres y quiere convertir México en Estados Unidos.

Sí, es verdad. Una vergüenza, pero la verdad. Una vez yo estaba en la cantina de un amigo gringo en Ajijic. El tenía una perra amigable que a veces caminaba por el bar. Una gringa empezó a quejarse. ¡O! ¡Una perra¡ ¡Qué sucio! Etc.

Fue típico. Siempre la gringa quiere que el planeta se ponga en la forma que a ella es más a su gusto. Buena suerte.

Le sugerí que, si la cantina no le agradara, podría encontrar otra. No era su lugar, dije. Tal vez necesitara hallar otro país, seguí diciendo. Yo podría ayudarle comprar el boleto, dije con mi cortesía admirable. Siempre soy caballero.

Se enojó. Qué sorpresa, una gringa enojada. No hay otro tipo.

A diferencia de estas flores preciosas del norte, la mexicana es capaz y autosuficiente. Un ejemplo: La esposa mexicana de un amigo mío estaba en Melaque hace mucho cuando ocurrió el temblor. Tenía un nuevo bebe. Su marido de entonces estaba trabajando en Estados Unidos. Ella no tenía dinero. Era en la estación de lluvias. Tenía que vivir, con otros muchos, por más de un mes, en una tienda de campaña en un campo de lodo. No era nada divertido.

¿Qué hizo ella? ¿Se quejaba sin cesar? ¿Demandaba que alguien le ayude? ¿Gemía “Pobre de mí?” No. Hacía lo que tenía que hacer, sobrevivió, y ni ella ni el bebe sufrió daño ni psíquico ni físico. Ahora dice, “Estamos fríos y mojados por un período. ¿Y qué?”

Una gringa habría bramado insoportablemente hasta que toda la población de Colima hubiera abandonado sus hogares para evitarla y, después, hubiera necesitado tres psicoterapeutas y varias toneladas de Prozac. Y habría que haberle puesto una demanda a México por haber permitido el sismo.

Dejo al lector con un pensamiento profundo: Es fácil de distinguir entre una mexicana y un aligator con resaca. En el caso de una gringa, necesitas una prueba de ADN.

Tomado de: http://www.fredoneverything.net/espanol.shtml


Comentario sobre el Articulo:

Cambiemos mexicana por latino americana y la verdad es que tenemos que apreciar lo que tenemos. Yo creo que uno de los mas grandes tesoros de Costa Rica son sus mujeres que son preciosas, pero si nos descuidamos... las perdemos.

Y es que muchos hemos soñado con las gringas porque las vemos en tele, todas lindas y bien arregladitas, listas para el sexo y la fiesta. La verdad es otra, muchas tienen sobre peso, son histericas insoportables adictas a los anti depresivos y la edad las hace mierda rapidito, por eso la cirugia plastica esta tan de boga alla.

En cambio nuestras morenitas se mantienen lindas, por bastante tiempo y son femeninas voluptuosas, sensuales y todavía mejor, quedan algunas que eson capaces de ser auto suficientes y ser buenas compañeras. Pero me temo que seran cada vez más escasas con influencias como Sex and the City, Twilight, programitas de mierda con feministas de facultad predicando el odio al hombre y la moda de la silicona, el botox y el prozac.

La verdad es que ahora veo porque vienen tantos gringos aqui. Buscan lo que no tienen en casa: una mujer linda que los haga sentir bien. Pero para desgracia de ellos se dan cuenta muy tarde y terminan siendo los abuelitos benefactores de una chiquilla que los ve simplemente como una fuente ilimitada de dolares. Y creo que eso no solo le pasa a los gringos sino tambien a muchos ticos.

En esta loteria del amor y el sexo la mayoria perdemos.

Saludos
Jay "Creo que despues de la guerra, no existe nada en el mundo más cruel que el amor"

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