Aquella mañana (ENTRADA RESUBIDA Y ACTUALIZADA)

Publicada originalmente el 09/06/07 en Templo Kaori

Mi cuerpo pesado por el cansancio de la vida apenas se sentía, el olor a sueño y las ilusiones que se forman al no poder abrir del todo los ojos estaban llenando de lado a lado la habitación de mi cuarto. Restregué con fuerza toda mi cara para ver si la sensación de mis manos hacia que recuperara mi sentido de la realidad.

El reloj despertador sonó casi inmediatamente después recordándome que era tarde para ir a estudiar y luego a trabajar. Me encontré de inmediato su olor en mis manos, ese olor alcoholizante, fuerte como un golpe a la cara pero suave como debe ser una nube, ese olor que le daba las razones a mi existencia para continuar, la brisa de la ventana con el frió del día me brindo la energía necesaria para salir de la cama derecho al baño para acicalar mi exhausto cuerpo.

Imposible fue no ver el estomago que me hacia lucir como un buda en formación, la barba de varias semanas que a falta de tiempo me hacia lucir roñoso y sucio ademas de exageradamente viejo con respecto a mi verdadera edad. Aproveche los minutos extras y rejuvenecí mi imagen un poco quitándome ese órgano bestial llamado vello facial, que no tiene otra función que ser una molestia para el prematuro envejecimiento.
Coloqué esa ropa que parecía fotografía en la cama para apenas salir del baño arroparme lo más rápido posible, al colocarla sobre la cama enfrente del espejo del armario vi otra vez la cicatriz del costado que años atrás consiliaria por un accidente que ahora parece muy lejano pero que me djo por largo tiempo al borde de la muerte.

La moto en la que andaba a alta velocidad perdió el eje de la llanta de adelante, por que se lo coloque a la precisa, costumbre de la juventud creer que se va tarde para todo. La moto perdido el control conmigo en ella, me lanzó como un saco de papas sobre varios árboles, al caer me incruste una rama a un costado, como hecha con una espada la rama atravezo desde mi espalda por encima de los riñones hasta salir al frente a un lado de mi estomago dejándose ver, quede inconsciente por varias horas. Los para-médicos me dijeron que fue suerte que no muriese y que la rama no tocara ningún órgano vital, creí morir durante las operaciones que me hicieron después, mi madre envejeció varios años durante ese proceso, no se mi padre puesto que no lo veo desde hace años, solo se que me vino a visitar durante el coma de las pastillas y anestesias.

El reloj asoma su hora para cumplir su muy frustrante función de avisar que el tiempo eterno, pero nosotros no, me apuro para no llegar tarde a ver a la mujer que se impregno en mi piel y de paso no llegar tarde a clases.

El camino esta despejado y podre montar la moto que casi me mata, pero que no me ha abandonado, jamas había estado tan feliz de la vida como este momento.

Ya han pasado varios días desde que la herida me empezó a doler, se ha vuelto insoportable, he caído desmayado varias veces ya y los doctores no saben si operar o no, la herida parece que por alguna razón no se había cerrado bien y ahora el daño que hay demasiado grave, escribo mis últimos pensamiento sin orden ahora,antes de entrar a la sala de operaciones, ella ya salio del cuarto, por la cara del doctor dudo que lo logré, asi es el fin de la felicidad, dentro del mas puro dolor, este es el recordatorio de que todo en la vida humana es finito, espero que alguien lo aprenda de una mejor manera que yo.

Marco Barrios Piedra . Derechos reservados.

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