R. Spiral presenta su nuevo cuento: SE PREFIERE LA CARNE BLANCA
SE PREFIERE LA CARNE BLANCA
Para efectos de retozar y compenetrarse, la espesa arboleda de un bulevar en las afueras de la ciudad no es un sitio particularmente exótico. Si se añade que el tal lugar está en medio de un sector comercial y ya es entrada la noche, ni siquiera llega a particularmente excitante. Con todo, allí quería él. Ella, que bien sabía complacer a sus clientes, accedió.
Un hombre de bigote gris llegó a ver desde su carro unos blancos pantalones perdiéndose entre dos arbustos, notando que ajustaban un culo redondo y perfecto. Se lamió el labio superior como quien anticipa la cena.
Ella se quitó la blusa y se acercó. El joven, algo nervioso, tardaba en bajarse los pantalones. En ese trance vulnerable recibió el tiro certero y silenciado que salió por su frente. No hubo gritos: la figura con pasamontañas apuntaba ya a la sobreviviente, que obedeciendo se despojó de lo que le quedaba de ropa.
Eran igual de relajantes para él tanto la expectativa como el calor del arma. Su ojo experimentado sabía elegir bien: de cadera estrecha y protuberancias bien definidas, ella era su tipo de chica hasta que le vio un pene. Más confundido que molesto, observó, dio tres pasos al frente que le permitieron disipar sus dudas y casi sin darse cuenta disparó dos veces más.
Sentado junto al cuerpo –estuvo así cinco, quizá diez minutos- recorrió todas sus formas con la mirada; se asustó un poco cuando llegó al rostro casi sonriente. Una sirena no muy lejana le hizo volver en sí.
Ya de vuelta en su carro, no podía dejar de pensar en el detalle imprevisto de la noche. Persistía en decirse que un destacado académico y hombre de mente siempre abierta no debió perder así la calma. Tratando de aplacar la sensación desagradable que persistía en su bajo vientre, prometió darse la oportunidad más adelante.
Sin embargo su rostro ya casi calmo se frunció de pronto. Recordó que su esposa le había pedido comprar chorizo para el almuerzo del día siguiente, y fue ahí cuando se sintió realmente mal.
Comentarios
Entre los escritos más curiosos que he leido ultimamente, el nivel de morbo de este lo ponen de primero