Luna de Avellaneda

Continuamos con las peliculas de Campanella y Darin, y esta vez voy a comentarles un poco sobre un excelente drama ambientado en plena crisis economica argentina.



Dirección Juan José Campanella
Producción:
Adrián Suar

Fernando Blanco
Geraldo Herrero
José Estrada Mora

Guion de
Juan José Campanella
Fernando Castets
Juan Pablo Domenech

Protagonistas
Ricardo Darín como Román Maldonado
Eduardo Blanco como Amadeo Grimberg
Mercedes Morán como Graciela
Valeria Bertuccelli como Cristina

Musica Ángel Illaramendi
Cinematografia Daniel Shulman
Edicion Camilo Antolini

Estreno Mayo 20, 2004
Duracion 123 minutos
Pais Argentina
Idioma Español

Sinopsis

El Club Luna de Avellaneda esta de fiesta, celebrando un aniversario mas, abarrotado por mas de 8000 miembros, que disfrutan de comidas, bailes y musica en vivo. En medio de la fiesta, una de las miembros da a luz a un niño, bautizado como Román Maldonado, y este recibe de parte de Don Aquiles, el fundador del club, una membresía vitalicia.

Varios años después, Roman ya es un adulto y durante toda su vida ha sido fiel al club, del cual ahora es presidente. Pero los tiempos son otros, y el lugar se encuentra en franca decadencia, así como todo el barrio. De los 8000 socios que tenia, la membresía se ha ido reduciendo a unos 300, y varios de ellos no son puntuales con los pagos.

En una reunión de junta directiva, Roman, Don Aquiles y el resto de los miembros reciben la mala noticia de que el club le debe mucho dinero a la municipalidad por no reportar sus estados financieros durante varios años.

Esta parece ser la sentencia de muerte para el lugar, pero Roman y compañía intentaran lo imposible para salvar el sitio, que es hogar para más de 300 jovenes que se dedican a varias actividades deportivas y artísticas.

Aparte de la mala situación financiera del Club, Roman debe afrontar una grave crisis familiar cuando se da cuenta de que su esposa tiene un amorío, que su hijo tiene planes de emigrar a España por la mala situación económica de la Argentina y que el mismo no tiene suficiente dinero para mejorar las condiciones de vida de su propio hogar. Esta situación no solo la vive el, sino todos los vecinos del lugar, en donde reina la pobreza y el desempleo luego del cierre de varias fabricas.

Dos miembros de la junta directiva, Amadeo y Graciela viven sus propias penurias. El primero es un alcohólico que pasa gran parte de su tiempo en el club y que se enamora de Cristina, una joven profesora de baile. La segunda es una ama de casa divorciada que no recibe ni un peso de su ex esposo para mantener a su hijo y pasa mil penurias tratando de pagarle los frenillos, los estudios e incluso la renta.

Finalmente aparece Alejandro, miembro del club y un influyente funcionario de la municipalidad que propone convertir el Club en un Casino que genere fuentes de empleo. La venta del terreno y el local servirían para pagar las deudas pendientes.

Pero los miembros se oponen, porque consideran que vender el club va contra sus principios y todavía se sienten atados a un lugar lleno de recuerdos especiales.

Radiografía de una crisis

Tal vez algunos de ustedes recuerden que hacia principios de la década actual, Argentina cayó en una crisis económica y política sin precedentes que dejo a miles de personas sin trabajo, sin acceso a sus ahorros y que obligo a los gobiernos de ese país a tomar medidas económicas extraordinarias.

En ese ambiente de caos y miseria se ubica la historia de Luna de Avellaneda, mostrando primero tiempos más felices, llenos de alegría y esperanza en la década de los 50, para pasar al gris panorama de los tiempos de la crisis económica.

Cada personaje, magníficamente actuado y desarrollado por un buen guión y un elenco impecable de actores, nos logra comunicar de manera honesta y sencilla el drama que vivieron muchos argentinos en un país que paso de ser “El Granero del Mundo” a una nación más del tercer mundo.

Sin sentimentalismos baratos y sin cliches, Campanella y Castets crearon un drama sencillo, pero muy bien logrado, con un matiz agridulce de muy buen gusto.

Ricardo Darin como Roman nos muestra un hombre en crisis que ve como todo lo que tiene se derrumba a su alrededor. Su esposa se ha hecho de un amante, ya que el ha descuidado su relación por dedicarse al club. Su hijo quiere salir de país para buscar oportunidades y dejarlo todo atrás. Y el mismo club, al que ha dedicado toda su vida, agoniza sin remedio. Y a pesar de todo, Roman mantiene una esperanza que se mantiene a lo largo de la película y que contagia a los demás personajes.

Eduardo Blanco interpreta a Amadeo, uno de los personajes más memorables de la película. Es un tipo simpático, humilde, optimista y bastante inocente, que tiene problemas con la bebida. Se enamora de Cristina, la profesora de danza del club, y a pesar “de no tener un mango” se propone ganar el amor de ella con pequeños detalles. Contra todo pronóstico lo logra, y Cristina lo acepta, superando el temor a caer en otra mala relación de pareja. Ambos buscan ayuda para superar el alcoholismo de Amadeo y para salir de la pobreza.

Graciela es otro personaje importante, una pobre madre y ama de casa, con conocimientos de francés, que lucha por sacar a su hijo adelante a pesar de no recibir ni un peso de su ex marido rico. La película nos muestra como esta mujer esta en una espiral descendente que la llevara a tomar decisiones desesperadas.

Y finalmente tenemos al club mismo, personaje de fondo que nos muestra como los tiempos han cambiado. Don Aquiles el fundador explica que cuando tuvieron la idea de fundarlo, se inspiraron en una enorme luna amarilla que iluminaba la noche de un grupo de inmigrantes gallegos y los llenaba de esperanza para el futuro. El club fue un éxito, que el paso del tiempo fue menguando hasta que se convierte en victima de la crisis económica.

Y al final, mientras los dramas de los personajes evolucionan y se juntan, nos queda un mensaje… que no importa que tan mal se pongan las cosas, no hay que perder la esperanza. Siempre habrá que averiguar cual es la salida, aunque esta demande sacrificar las cosas que mas queremos y ensayar soluciones nuevas. Como dice Amadeo, hay que tener serenidad para cambiar las cosas que podemos cambiar, sabiduría para enfrentar las que no podemos y coraje para continuar adelante.

En fin, les recomiendo esta película. A diferencia de las películas de Disney, aquí nadie fuerza el guión y los personajes para que haya un final feliz, sino como la vida misma, este queda abierto… después de todo habrá que averiguar que nos depara el futuro, viviendo un día a la vez.



Saludos cordiales,

Jay “…Y habrá que averiguar!”

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