Anécdotas de Diógenes de Sinope
Diógenes fue uno de los más destacados filósofos de la escuela cínica.
Los cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los
adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello
propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban
fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible
mediante una rigurosa disciplina física y mental.
La figura de Diógenes enseguida pasó a
ser una leyenda de provocación y la imagen del sabio cínico por
excelencia, de aspecto descuidado, burlón y sarcástico. Su forma de vida
perruna, su estilo agresivo, su comportamiento siempre en contra, le
diferencian sin confusiones.Vivía en un tonel en media calle, siempre andaba desnudo, se masturbaba en público, comía carne cruda,
escribía libros a favor del incesto, la pedofilia y el canibalismo. Si alguien es el
prototipo de trasgresor, ese es Diógenes de Sinope.
Su padre era banquero y cuentan que una vez que Diógenes un buen día, decidió consultar al oráculo y recibió como
respuesta "invalidar la moneda en curso", que como todas las respuestas
de los oráculo era enigmática, dicha respuesta tenía al menos tres
sentidos: falsificar la moneda, modificar las leyes o transmutar los
valores.
Diógenes no quiso
elegir e hizo las tres cosas, el resultado fue la expulsión y el
destierro de Sinope. “Ellos me condenan a irme y yo les condeno a ellos a
quedarse”, fue su irónico comentario.
Forzado
por estas circunstancias deambuló por Esparta, Corinto y Atenas, en
esta ciudad frecuentó el cinosarges y se hizo discípulo de Antístenes,
optó por llevar una vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como
su maestro.
Desde
sus comienzos en Atenas mostró un carácter apasionado, llegando Platón a
decir de él, que era un Sócrates que se había vuelto loco. Pone en
práctica de una manera radical las teorías de su maestro Antístenes.
Lleva al extremo la libertad de palabra, su dedicación es criticar y
denunciar todo aquello que limita al hombre, en particular las
instituciones. Propone una nueva valoración frente a la valoración
tradicional y se enfrenta constantemente a las normas sociales.
Se
considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier
parte se encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en
los demás, por tanto en mundo es de todos. La leyenda cuenta que se
deshizo de todo lo que no era indispensable, incluso abandonó su
escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las
manos.
El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de
expresarse, y como no se han conservado las obras de los
primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y
anécdotas, que fueron transmitidos en forma de colecciones,
la más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental
para el estudio no sólo de los cínicos, sino de gran parte de
la filosofía anterior a su autor. Utilizaron recursos
literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la
anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y
provocadora.
Entre algunas de sus anécdotas más famosas estan:
- Cuando Diógenes llegó a Atenas, quiso ser discípulo de
Antístenes, pero fue rechazado, ya que éste no admitía
discípulos. Ante su insistencia, Antístenes le amenazó con su
bastón, pero Diógenes le dijo: “no hay un bastón lo bastante
duro para que me aparte de ti, mientras piense que tengas algo
que decir”.
- Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué
era lo que sabía hacer, contestó: “mandar, comprueba si
alguien quiere comprar un amo”.
- Cuando le invitaron a la lujosa mansión le advirtieron de no
escupir en el suelo, acto seguido le escupió al dueño,
diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.
- Se decía que Diógenes iba por la calle en pleno día, con la
lámpara encendida, diciendo "Busco un hombre". Y así se
refaría a que en realidad ninguno nos comportamos enteramente
como seres humanos.
- En otra ocasión le preguntaron por qué la gente daba limosna a
los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: porque
piensan que pueden llegar a ser pobres, pero nunca a ser
filósofos.
- Diógenes se encontró una vez con Alejandro
Magno cuando este se dirigía a la India. Era una mañana de
invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla
del río, sobre la arena, tomando el sol desnudo... Era un
hombre hermoso. Alejandro no podría creer la belleza y gracia
del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo:
“Señor...” - jamás había llamado “señor” a
nadie en su vida- “...señor, me ha impresionado inmensamente.
Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?”
Diógenes dijo: “Muévete un poco hacia un
lado porque me estás tapando el sol, esto es todo. No necesito
nada más.”
Alejandro contestó: “Si tengo una nueva
oportunidad de regresar a la tierra, le pediré a Dios que no
me convierta en Alejandro de nuevo, sino que me convierta en
Diógenes”.
Diógenes rió y dijo: “¿Quién te impide
serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar
ejércitos ¿Adónde van, para qué?”.
Dijo Alejandro: “Voy a la India a conquistar el mundo entero”.
“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.
Alejandro dijo: “Después voy a descansar”.
Diógenes se rió de nuevo y dijo: “Estás
loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y
no veo que necesidad de hacerlo. Si al final quieres
descansar y relajarte ¿Por qué no lo haces ahora? Y te digo:
Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo
se muere en medio del camino, en medio del viaje”.
Alejandro se lo agradeció y le dijo que
lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Alejandro
cumplió su destino de conquistador, pero no le dio tiempo a
descansar. Poco después murio.
¡Saludos!
Sendoshi "Dedicado a todos los cínicos (especialmente a Pablito)" Kurumada
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