Para recordar





En esta época se puede observar a simple vista la calidad de seres humanos que nos rodean. Podemos ver a la cara la persona que sin chistar pone en riesgo la vida de quienes amamos porque a ellos “no les afecta”, son los “legítimos infelices” pues ninguna acción les complacerá; si se le da la orden de guardar casa se les está cortando la libertad, si no se les da entonces el estado es culpable de que ellos propaguen la enfermedad y así sin manera de darles satisfacción a menos que sea privilegios de algún tipo, un medicamento que nadie más tiene acceso, dinero o permisos para hacer lo que guste. Ahora no han sido los únicos actores en esa obra de horror; también tenemos a los mercaderes de mentiras; su misión ha sido más sencilla pero igual de devastadora: desinformar a la población para causar mayor daño y usando a sus “legítimos infelices” de turno poder acceder al poder con las misma mentiras que propagan poniendo, no sus propias vidas en peligro pero si las de las demás personas.

Son muchas las actitudes y acciones que nos lastiman como sociedad; literalmente un riesgo que a diferencia de la pandemia que vivimos en carne propia, puede durar una mayor cantidad de tiempo e incluso ser más mortal que cualquier peste, pues infesta generaciones, las mentes jóvenes y divide nuestra sociedad de manera irremediable. Solo quiero dejar unos proverbios, frases que nos ayuden recordar a quien debemos acercar y a quien a apartar de nuestros corazones:


Recuerde que un padre preocupado pide que el cierre de la escuela para cuidar a sus hijos, no para irse de vacaciones, eso es una paria.



En el único momento que se debe citar a un “desinformador” es para desmentirlo y exponerlo, de lo contrario es propagar la mentira que es extender el alcance de sus mentiras y como el cerdo en el lodo, le gusta que lo revuelquen.


Vea la cara bien de los que no proponen, de los que en crisis demandan privilegios porque la vida para ellos tiene precio y es bajo.


Recuerde que su jefe lo puede cambiar mañana por quien sea pero el enfermero de la Caja siempre lo va a atender y el medico siempre lo va a tratar, el repartidor le va a llevar su comida, el que atiende en el supermercado le va a vender su comida, el agricultor le va a vender su producto y la basura la recogen frente a la casa. Es hora de apreciar quienes si hacen algo por nosotros y quien se atribuye logros.



La CCSS acoge a quien lo necesite, la bíblica quien puede pagarlo; recuerde la diferencia. Pueblo chico, infierno grande. Ahora imagine estar solo en una casa sin nadie quien lo ayude.

Cualquier día es un buen día para ser un buen ser humano.

Hideki-"encerrado"-sama

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