TEKKON KINKREET: la esperanza llevada hasta los límites del dolor


Bien, tras de una larga ausencia del Templo Kaori, he regresado para tratar de brindar algunos aportes, ahora bajo el seudónimo de R. Spiral (sí, este “apellido” es tributo al que quizá es el concepto más fascinante en Tengen Toppa Gurren Lagann).

Me alegra poder comenzar por la reseña del último componente del Festival Fat Animé de este año que aún no hemos cubierto: el excelente filme Tekkon Kinkreet. Es tan bueno que fue, al menos desde mi humilde perspectiva, lo único que realmente le dio sentido a mi asistencia a tal festival.
A la información, pues:

TEKKON KINKREET
Ficha técnica:
Director: Michael Arias
Director de detalles técnicos: Hiroaki Andō
Guión: Anthony Weintraub
Director de animación: Chie Uratani
Music: Plaid, Asian Kung Fu Generation
Edición: Mutsumi Takemiya
Productores Ejecutivos: Osamu Teshima, Naoki Kitagawa, Eiko Tanaka, Yasushi Shiina
Productores: Ayako Ueda, Eiichi Kamagata, Masao Teshima
Producción animada de: Studio 4°C
Distribuidoras: Asmik Ace Entertainment, Sony Pictures Releasing
Duración: 111 minutos en su versión completa (el DVD para EUA, para variar, está cortado. ¡Así que no busquen ese! La versión para Argentina sí está completa).

Datos generales:

Tekkon Kinkreet (鉄コン筋クリート=, Tekkon Kinkurīto, juego de palabras basado en "Tekkin Concrete", el término japonés para concreto reforzado) a la que se puede hallar también como Tekkonkinkreet en su versión en inglés, es un largometraje de animé del año 2006, dirigido por Michael Arias y animado por Studio 4°C.

Es una adaptación de Black and White, un seinen manga de un sólo volumen de Taiyō Matsumoto, (quien, por cierto, adora el resultado animado de su obra), el cual fue serializado entre 1993 y 1994 en Shogakukan's Big Comic Spirits. Fue estrenada en Japón el 23 de diciembre de 2006.

Tekkon Kinkreet ganó el prestigioso Best Film Award en el Mainichi Film Awards de 2006. Asimismo, fue nombrada Película Número 1 del 2006 según la encuesta anual del "Best of" que realiza la revista Artforum del Museo de Artes Modernas de Nueva York.

Sinopsis:

La historia tiene lugar en la ficticia Takara Machi (宝町 Ciudad Tesoro –cualquier semejanza con lo peor de Tokio es mera coincidencia-) y se centra en un par de niños que tratan de sobrevivir en las calles: el duro y a menudo violento Kuro (クロ Negro) y el infantil, sensible y encantador Shiro (シロ Blanco), poseedor de una impresionante imaginación y que tiene, sin estar al tanto de ello, varias habilidades sobrenaturales. Juntos son conocidos como Neko ( Los Gatos) al ser ambos poseedores de extraordinarias habilidades físicas.

Ambos pasan sus días entre el afán por sobrevivir y el tratar de “proteger” a Ciudad Tesoro de los yakuzas y otros indeseables. Todo cambiará de modo radical por la llegada de un yakuza de vieja escuela conocido como Rata, y su en principio despiadada mano derecha, Kurama, quienes a su vez no se han dado cuenta de que están amenazados por Serpiente y un grupo de inversionistas que, a través chantajes y la construcción de un parque de diversiones para lavar dólares, quieren modificar el balance de poder y el paisaje de Ciudad Tesoro.

Antes de que puedan darse cuenta, la vida de Los Gatos se ve amenazada por este cambio de panorama, en el cual Serpiente los cree un estorbo. De ahí en adelante, los conflictos e historias de todos los personajes comienzan a entrelazarse de manera magistral para llevar al espectador por un paisaje urbano lleno de violencia, vacío y crueldad, pero en el cual también se ponen a prueba los verdaderos límites de la amistad, la esperanza y el amor.

El director:

Michael Arias nació en 1967 en California, EUA, pero vive en Japón desde los 24 años. Está casado con una japonesa con la que tiene dos hijos. Es el primer no-japonés en dirigir un gran filme de animé.

Su carrera ha sito hasta la fecha corta, pero brillante. Empezando con la elaboración de efectos especiales para películas hollywoodenses (entre las que destaca The Abyss, conocida en Latinoamérica como El secreto del abismo), a principios de los 90’s se decide a trabajar en el área de gráficos por computadora y desarrollo de software.

Fue él quien desarrolló el programa para sombras que le da a los gráficos por computadora la misma apariencia y consistencia de los dibujos a mano, el cual fue utilizado por primera vez en (ni más ni menos) Mononoke Hime, de Hayao Miyazaki. Este mismo software ha sido utilizado en todos sus filmes posteriores.

Arias fue, asimismo, productor y director de secuencias adicionales en el corto Beyond (el de la casa embrujada) en los Animatrix.

Comenzó a trabajar en el desarrollo de Tekkon Kinkreet en 1999, realizando junto con Koji Morimoto un cortometraje a modo de piloto ese mismo año, el cual fue objeto de alabanza de la crítica tanto en Japón como en Europa. Morimoto quería realizar el largometraje en 3D, pero Arias le advirtió acerca de la dificultad para expresar emociones en este formato, lo cual afectaría medularmente la realización del filme en relación al manga. Morimoto dejó el proyecto, dejando a Arias y a la película en una situación precaria.

Tras lograr llevar buen suceso la realización de The Animatrix, Arias le solicitó con total persistencia al Studio 4ºC para que llevaran a cabo Tekkon Kinkreet, hasta que finalmente Eiko Tanaka, presidenta del estudio y colaboradora usual de los Estudios Ghibli, no sólo cedió a su petición si no que le ofreció desde entonces su apoyo total en el proyecto.

Cometario:

Sin rodeos: este es uno de los mejores filmes que haya visto jamás, no sólo como animé, si no en términos generales. Es soberbia. Es conmovedora. Es honda. Pertinente, actual, universal. Un privilegio estético. Una joya.

Uno habla desde la modesta experiencia de un cinéfilo que habrá visto quizá poco menos de un millar de filmes en su corta vida, entre los cuales realmente pocos pueden ser considerados recomendables y menos aún imprescindibles. Pero, aún así, quiero dejar claro el por qué la sentí así de necesaria tan pronto verla. Lo aclararé en cuatro vertientes:

+Actualidad y pertinencia: fue inevitable el ver este filme y vincularlo con otra película tan dolorosa como formalmente perfecta: Ciudad de Dios. Ciudad Tesoro puede ser Tokio, New York, Sao Paulo o Londres. Incluso, en cierto sentido, San José. Esto, en virtud de que es el retrato de ese extremo de la ciudad, que toda ciudad tiene, en donde acaban todos los que no tienen cabida en la dinámica del “éxito” material, tal como nuestro sistema económico, excluyente, elitista, desigual, lo define. Es el hogar de aquellos que a ojos de los demás no merecen nada, empezando por la vida misma. El rincón donde la ley es definida por el poder de la fuerza y la corrupción.

Asimismo, Kuro y Shiro son, cada uno a su modo, el retrato de millones de niños que, sin culpa alguna, duermen en la calle o mueren de hambre a pocos kilómetros de donde yo escribo o donde usted, lector, usa ahora mismo su ordenador. El escapismo (al menos, Shiro es psíquico, casi autista) que se puede traducir en adicciones o venta del propio cuerpo, o bien la violencia, como en el caso de Kuro.

En fin, el filme nos remite a la muerte y la injusticia totales a la que millones de inocentes se ven sometidos como parte, y hay que reconocerlo, como base misma de la cómoda cotidianidad que otros tenemos. Toda persona que no combate esta injusticia es cómplice de ella, por mucho que nos incomode pensarlo.

+Estética: Tekkon Kinkreet tiene una estética peculiar: las figuras, tan difusas o poco elaboradas para quien las ve en un primer momento, pueden parecer chocantes para muchos de los espectadores, en especial si se tiene un estrecho sentido de lo que cabe como dibujo para manga / anime. Por otra parte, el detalle de los fondos por momentos toca el límite entre lo onírico y lo obsesivo. En cierto modo, todo el ambiente del filme da un aire de alternar entre el sueño y la pesadilla, cuando en de verdad, de un modo peculiar, nos ubica justo en medio: en la realidad. Una realidad que se nos aparece casi intolerable, por lo cual recurrimos, por momentos, al recurso de pensar que lo que se ve es sólo ficción en dibujos.

+Guión: el filme tiene un 10 perfecto en lo que respecta a desarrollo de personajes, verosimilitud de las situaciones (de algún modo los “asesinos alienígenas” nos parecen perfectamente viables), y el modo en que las historias se enlazan y apartan mutuamente, a veces con sutileza, la mayoría con la violencia que marca toda la historia. Los momentos dramáticos son tan creíbles como los escasos momentos de sensibilidad positiva, a veces en medio de situaciones muy crueles. En fin, tiene el tipo de grandeza y validez de una excelente novela literaria en este sentido.

+Motivos para la reflexión: Muchos. El primero y más fundamental está ligado con el tema de la esperanza, el único que vale cuando se quiere defender la vida en contextos de violencia y pobreza –se los digo de primera mano-. ¿De dónde la saco? ¿Vale la pena conservarla? ¿Qué debe darle al mundo alguien a quien el mundo se lo ha negado todo, empezando por el derecho de una vida digna? Este filme no evade ninguno de los interrogantes incómodos con los que pudo toparse, manteniendo aún así con claridad todas sus licencias como obra de ficción.

En síntesis, quizá lo que más me ha fascinado de Tekkon Kinkreet es que, por primera vez desde que vi La Tumba de las Luciérnagas, me da el chance de apreciar un metraje que halla la manera de ser excelente animé a la vez que cine comprometido. Un filme que nos llama no a pensar en otras realidades o evadirnos con elegancia, si no a toparnos con ESTA REALIDAD, la que duele y clama por justicia justo frente a nuestras narices.

Fuentes: Oficialmente, http://en.wikipedia.org/wiki/Tekkon_Kinkreet, además de varias páginas que no fueron citadas textualmente.

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Comentarios

Anónimo dijo…
hola el vi el avance de esta peli animada me parese muy interesante la cultura visula jponesa es increible sugoiiii

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