La enfermedad del Patriarca

Mientras continuo actualizando algunas cocillas relacionadas con el Templo (Twitter, Blog, Facebook y demás) quería compartir con ustedes este interesante articulo que leía ayer en el Suplemento Proa del periódico La Nación.

En dicha nota el Señor Jaime Gamboa; hace una introspección sobre el marcado Patriarcalismo en Costa Rica; así como de la búsqueda de una re-valorización del papel del Hombre y la Mujer en nuestro país. La verdad es una nota bastante interesante y que no tiene pierde. Aquí se las dejo para saber que opinan:


"La Equidad e igualdad de género no son broma; son asunto de vida o muerte"

Por: Jaime Gamboa (http://www.nacion.com/)


" Los hombres estamos mal. Tantos siglos de ser los jefes de la tribu, los reyes del castillo, la cabeza del hogar, los papás de los tomates, y ahora... las mujeres tomaron la batuta y están inventando nuevas (y mejores) maneras de dirigir la orquesta junto a nosotros.

Muchos creemos que este cambio es más que positivo, necesario, fundamental para llevar a la humanidad a nuevos estados de desarrollo, de lucidez y de fraternidad. Pero a muchos de nosotros, los hombres, herederos de tantos milenios de dominio incuestionable –seamos sinceros– el cambio nos cogió en curva, sin saber qué marcha poner, y sin capacidad, entereza, inteligencia ni corazón para hacernos cargo de nuestro papel en este nuevo mundo que ellas están inventando a nuestro alrededor.

Primero las mujeres cambiaron el mundo del trabajo. Con la Revolución Industrial salieron de las casas y entraron en las fábricas. Se fajaron con las máquinas, con los jefes abusadores, con los horarios inhumanos y pagaron incluso con su vida (como en el caso de las mártires que nos legaron la celebración del 8 de marzo) el derecho a gozar de garantías laborales.

Luego cambiaron el mundo académico. Mientras que los hombres acaparamos por milenios las sillas de escuelas y universidades, las mujeres solo pudieron ingresar a las aulas hace unos 150 años.

Desde allí han provocado revoluciones en todas las áreas del conocimiento, desde la física hasta la filosofía.

Después irrumpieron en la vida política, aunque los hombres no compartimos de buena gana nuestro sitial de poder, nuestras frondosas sillas presidenciales y diputadiles: muchas mujeres tuvieron que morir antes de que se les reconociera el derecho a elegir y ser electas a puestos de decisión.

Pero el cambio más difícil es el que está ocurriendo en los hogares. En esa guerra son asesinadas todos los meses tres, cuatro y hasta cinco mujeres, tan solo en Costa Rica. Los autores de esos crímenes son sus propios esposos, compañeros o excompañeros sentimentales. Todos ellos tienen en común una cosa: se niegan a aceptar el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio destino.

Cuando la mujer se planta y decide que ya no quiere verlos más, esos hombres se ven acorralados por la Historia: “¿no era que esa mujer me pertenecía a mí para siempre?”

Tenemos una enfermedad. Se llama Patriarcado y no se cura solo con leyes (aunque la aplicación de leyes podría ayudar). La cura pasa por una transformación importante en nuestro sistema educativo, por comprender y aceptar que estamos terriblemente enfermos y que la equidad y la igualdad de género no son cosa de broma: son asunto de vida o muerte. "


Sendoshi Kurumada

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