Estamos con la atención mal dirigida

Como si le pusieran atención a la noticia 

Parafraseando a Bart Simpson: “¿Qué te paso Costa Rica?, antes eras chévere”. En algún momento los taxistas eran personas de familia que buscaban mejorar su vida y salir adelante, los medios de comunicación cumplían su deber como informadores y buscadores de la verdad oculta tras bambalinas. Ahora tenemos empresarios que evaden descaradamente sus impuestos y se victimizan con total cinismo; es una lucha campal por quien puede tomar la mayor cantidad de bienes en un barco que se hunde, sin considerar ni por una milésima de segundo en salvar el navío, tomando tal cuál ladrón nocturno lo que es de todos para provecho de unos cuantos.  

El conocimiento es la verdadera rebeldía contra el sistema  

Hay que empezar por denotar factores que han puesto al costarricense en un punto decisivo de la historia: La evidencia de los grupos privados elite que no toman responsabilidades por delitos millonarios, un sistema judicial ineficiente que recompensa el delito pero castiga la equivocación de los honestos, un sistema político que permite a ineptos como a interesados acceder al poder, una población llena de tedio al diario vivir, un sistema educativo colapsado que muestra pequeños o ningún avance para las nuevas generaciones, incluyendo en las materias básicas, medios de comunicación que aligeraron su contenido, y la lista sigue.

Los problemas que vienen a relucir en el siglo XXI son consecuencia directa de las ideologías aplicadas del siglo XX, no solo las políticas, sino las culturales. Primero se eliminaron las ideologías que crían a los individuos para ser mejores, desarrollando habilidades como: la empatía, el compañerismo, la honestidad, la aceptación y la tolerancia. Solo hay que observar con detenimiento la segunda mitad del siglo anterior para entender que las conductas  adoptadas involucraban posicionar al individuo generador de riquezas como centro fundamental de la sociedad, premiando social y económicamente la competencia desleal, el uso excesivo de los recursos, la publicidad engañosa y el uso de los medios de comunicación como herramienta para ganar la opinión pública de forma favorable.  Con este tipo de objetivos se tomó la decisión de que los medios de comunicación se podrían regir a sí mismos, defendidos con el argumento de la libertad de expresión, pero eso se convirtió en excusa para que terceros metieran mano en el proceso de masificación de la información, es decir; la domesticación de la noticia, poniendo temas superficiales como eje central dejando asuntos del estado en un segundo plano. Se valorizo más los asuntos irrelevantes o escándalos inmediatos para desvalorizar los problemas que a largo plazo, de verdad generarían cambios en la sociedad.  Solo basta observar el tiempo al aire de las noticias sobre sucesos y deportes; en comparación a las noticias sobre proyectos políticos y del estado que se encuentran actualmente en la asamblea legislativa; dando a entender cuál es la prioridad de las agendas ocultas de estos grupos de poder.

Este es padre de la generación "Yoista" 

El último reportero investigativo que buscaba a conciencia la verdad para informar fue don Parmenio Medina y la última editora seria de noticias fue doña Pilar Cisneros. Ahora la información es vomitada por un grupo de sonrientes, ineptos y vacíos presentadores, incapaces de poner conciencia o perspectiva en su trabajo por miedo a que tomen represarías contra ellos. Nada más terriblemente dañino que un reportero sin agallas para cuestionar la autoridad, sumado a una población indiferente a su realidad. No hay que culparlos completamente, los que han vuelto la cara y lavado sus convicciones son igualmente responsables del decaimiento de la transmisión de información, por apatía al hecho de que el desenvolvimiento del estado afecta la vida social diariamente. Esto sin olvidar a los grupos que aprovechan la indiferencia para procesar sus ilegalidades a plena luz del día, esperando que sus hechos pasen desapercibidos entre tanta información inútil y apelando a la memoria lavada del pueblo.

No se puede discernir que es basura y que se puede considerar verdadera noticia por la inmensa cantidad de información inútil que se  lanza en la cara de la población. La mala administración del tiempo al aire tiene mucho que ver con esto, como por ejemplo un programa de información matutina diario, que dedica 20 minutos a decirle a las mujeres donde encontrar una pareja o como debe ser su vida en el hogar,  por lo menos dos veces por semana. En cambio el proyecto de ley  C.E.R.R.A.R de don Otton Solís solo un par de minutos a lo sumo, es un plan brillante para mejorar los servicios de bienestar social centralizándolos eficientemente, así como los Panamá Papers ni siquiera alcanzaron portadas en la prensa nacional, a excepción del Semanario Universidad con una maravillosa edición explicativa y puntuada, poniendo en vergüenza a los que se llaman informadores.

El caso de los trenes de INCOFER es un ejemplo que merece ser mencionado aparte, pues cada vez que hablan de ellos en las noticias es solo para puntuar que ha tenido un choque, con una redacción escrita y dirigida por la competencia del sistema ferroviario costarricense. No solo omiten las leyes que protegen al tren o las causas de la imprudencia de los conductores, omiten todo los proyectos que tiene para llegar a comunidades lejanas, para poder abaratar el transporte público y desinflar los congestionamientos en toda las vías. Es descarado la mala publicidad que le intentan generar al ferrocarril; basta con comparar las noticias sobre choques de buses que se transmiten, o cuánto dinero se ha invertido en el mantenimiento de las carreteras para continuar con el servicio de bus; en comparación, es más efectivo y barato pagar por el tren, pero los que redactan la noticia no les interesa eso. El tren; en contra de los conductores imprudentes pudiesen pensar, ha demostrado ser una de las formas más efectivas, rápidas y baratas de transporte alrededor de todo el planeta. Pero se necesita invertir, como lo dijo don Luis Guillermo Solís, el proyecto existe en la asamblea, se dispuesto que lo aprueben, pero todo eso a los “reporteros” se les olvida.


No todos hacen su parte, ese el problema

 La falta de integridad en los comunicadores mal informando a la población, junto a una clase alta con una agenda oculta a viva voz, nos está sacando hasta la última gota de deseos de vivir que hay en nosotros. Es descarado el mal manejo de la opinión pública sobre las instituciones estatales, las únicas propagandas positivas que se pueden observar son por medio de las redes sociales, donde el ICE informa sobre sus logros en energías limpias o Acueductos y Alcantarillados habla sobre los tratos logrados para poder llevar agua a cada rincón del país a bajo costo. Un ejemplo que es indignante es la noticia sobre el logro del hospital de Quepos al realizar un procedimiento quirúrgico a los ovarios sin tener que realizar ningún corte externo a la paciente, noticia que pasa debajo del radar, pero las tetas de Glenda Peraza estaban inclusive en primera plana. También degradan las verdaderas noticias a un nivel indignante, fácil de ver con el caso de “la tocola”; una joven que no sabe mucho del consumo de drogas recreativas de manera seria, pero es llamada por esa misma razón a comparecer ante cámaras para mitificar los estereotipos de los que consumen estos narcóticos. Dejan en evidencia las agendas de control, manifestando a la sociedad que debe ser preservada, juzgada y perseguida; ya que un cambio social representa un cambio en el fundamento de la repartición de poder, riesgo que no se puede correr para grupos dominantes. La peor clase de parasito es el que para poder sobrevivir tiene que degenerar al sujeto del cual se alimenta, para que en la siguiente generación pueda hacer lo mismo. Preservar el sistema como algo imposible de cambiar o mejorar, es la más efectiva herramienta de control, se continua en los mismos nichos y las mismas personas son las que están detrás de todo.


El cambiar la realidad no es solo la propaganda. 

Todos somos en cierta medida culpables de esta situación precaria, cuando no denunciamos abusos o ilegalidades con la excusa “nada va a cambiar”. Egipto llevo su revolución por las redes sociales y el mundo observo como si se puede cambiar, antes de eso Gandhi cambio un régimen con la voz de la paz y la razón. Si cree que nada va a cambiar no se esconda detrás de esa barata excusa, mejor diga: Soy demasiado mediocre para querer algo mejor. Eso es la verdad, si no quiere cambiar de partido para votar porque es más fácil seguir la tradición que investigar sobre cada partido y su respectivo candidato repita la frase anterior y no vaya a votar. Si cree que todas las huelgas son solo artimañas diseñadas para fastidiar su día, pero no son movimientos que buscan igualdad, mejor educación, salarios justos y mejor calidad de vida; hágame el favor repite esa frase, apaga el carro y sigue con su vida. En resumen, el problema somos todos por escuchar a los idiotas hablar sin contradecirlos, sin argumentar; por miedo al conflicto, hemos perdido todos los conflictos y poco a poco nos ahogan en una vida donde valen más unas tetas falsas que la educación sexual de nuestros hijos. Si al leer eso se siente molesto, espero que use esa energía para hacer algo por su patria, por su barrio, por su familia. Todos estamos en el mismo barco, pero si no quiere remar no culpe a nadie cuando se hunde el navío.  

Mientras les damos la espalda nos roban, nos quitan los derechos y nos joden.   

PD: Si quieren ver una serie sobre drogas y la vida en ese ámbito en Costa Rica les dejo: La Vuelta 
  
Para el articulo del Semanario Universidad: -Aqui-


Hideki-"Marco Barrios"-Sama...

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